Por herencia ...

Sonreí inmediatamente cuando dijo que le había gustado Londres. - Ya llevamos dos cosas en común .. - Reí como niña boba. No acostumbraba a comportarme así, no sabía que era lo que me sucedía. Tal vez era su presencia ... no lo sé .. Vi que se interesaba en la catedral. Era preciosa, digna para casarme algún día .. que suerte que había escapado del matrimonio arreglado de Lady Catherine - A pensado en casarse algún día? - Se me ocurrió preguntar.

-Casarme..

En cuantó repetí esa palabra, miles de señoritas de Italia invadieron mi cabeza, todas y cada una de ellas candidatas para una boda, a la cual rechazé.

-Mis padres me han presentado a una infinidad de señoritas, muy bellas todas y cada una de ellas, con sus cualidades que le distinguen, pero.. no pudé casarme con ninguna de ellas.. debido a que si.. voy a contraer matrimonio, quiero que sea por amor verdadero, no por algo arreglado

Le expliqué con un tono melanconico el amor, un tema donde hasta un torpe podria entablar una conversación, tras decir esto deje salir una pequeña risa.

¿Usted?

Lo escuché detenidamente - Para serle sincera .. una de las razones por las cuales escapé de mi protectora era para que no me sometiera a casarme con alguno de los muchachos de los que me presentaba ... - rodé mis ojos con gracia y sonreí - Pretendía que me casara con hombres que pasaban los treinta! - Alce mis manos indignada

-Al parecer muchos de nosotros, pasamos por lo mismo

Dijé soltando un suspiro, pero asi era, o al menos para las personas de clase alta, era todo una rutina, normalmente se tenia que casar con alguien que nunca se le ah visto y en todos los casos, se casaban por su poscición, en ese aspecto envidiaba a las personas normales.

Sonreí de lado cuando lo escuché decir aquello. - Ojalá algún día cambiemos eso - Seguimos caminando. Miré los árboles, éstos eran hermosos.
La gente pasaba por la calle, cada una en sus asuntos, todos individuos llenos de sus propias tristezas y felicidades sin darle importancia al afuera. En esta sociedad viviamos. - Además de negarle matrimonio a tantas señoritas, qué más hace? - dije con un poco de gracia. Me gustaba saber lo que hacía la gente para pasar el tiempo.