Lanzando piedritas

Tras aburrirme en el castillo, decidi ir a dar una vuelta a la costa, no muy lejos de mi hogar, tras caminar un par de horas, comenzaba a cansarme, a lo que preferi sentarme en una enorme roca, donde chocaba el agua, sentandome ahi, dejando mis pies al aire, mientras tomaba algunas piedritas de mi costado, comenzando a lanzarlas, mientras taradeaba una cancion

Observe a una chica acercarse, ladee levemente la cabeza, para observarle disimuladamente, cuando estubo lo suficientemente cerca.

-Hola, Buenas tardes

Le salude amable y caballerosamente, con una sonrisa marcada en la cara, para despues volver a lanzar algunas piedritas

- Un poco, pero... la belleza del mar, me distrae ante aquel aburrimiento (?)

Le comente, con una voz suave, a decir verdad, el mar era en el unico lugar donde podria sentirme bien, ni aburrido, ni triste, era como mi lugar perfecto.

-Usted?

Le pregunte mientras apartaba la mirada del mar, para posarla en la señorita, con la cual comenzaba a entablar una conversacion

-Verdad que si

Concorde con ella, mientras observaba el mar, comenzando a sentir una brisa fria en mi cara, al parecer la marea estaba subiendo un poco.

-El mio es Diego Hetfield, para servirle

Me presente amablemente mientras observaba el mar, recargandome con los brazos hacia atras.

-Creo que es porque a nadie le interesa dar la vuelta conmigo

Rei un poco ante mi comentario, para despues observar a la chica.

-Usted?

-Digame.. ¿Porqué no me creé? Si le estoy hablando con la verdad

Le expliqué de manera amable, con una sonrisa en los labios, despues de todo era verdad, no estaba avergonzado de eso y no me entristecia en lo mas minimo aquella situación.

-Claro, adelante

Dijé avergonzado, al no haberle invitado a tomar asiento con anterioridad.

-Intuición femenina ¿dices?, platicame de ella.. es todo un misterio para alguien como yo

Le pedí amablemente que me explicara, posiblemente podria servirme en un futuro.

Me mostre un poco confundido, tomar desciciones por presentirlo, tan confiadas son las damas, valla, tendría que confiar mas en mi instinto, talvez algo bueno vendria de eso.

-Valla, pero.. que simple

Comenté con una sonrisa alegre, el secreto de las señoritas, alfin sabia en que consistia, era asi de simple.