Paseando [LIBRE]

Era una tranquila mañana... demasiado tranquila. En otras palabras, fastidiosa.
El mundo entero estaba ocupado de aquellos incidentes recientes de aquel héroe del pueblo a quien yo deseaba tanto ver. Entendía porqué hacía lo que hacía, e intentaría ayudarlo en lo que me fuera posible. Por ahora, nadie estaba enterado de que fui cómplice de su huida la última vez.
Salí a cabalgar con Cielo, que estaba algo flojo y no trotó demasiado. Al llegar al bosque desmonté y continué a oie llevando de sus bridas, aunque luego lo dejé suelto y caminaba tranquilo a mi lado.
Perfecto, el bosque estaría solitario y a nadie encontría, podría relajarme tranquilo.
Pero todos estos planes se vinieron al suelo cuando la vi, allá a lo lejos. No podía equivocarme, era ella.
Me acerqué lo más sigilosamente que pude y toqué con una mano temblorosa su hombro.
- Buen día, señorita - murmuré sonriendo a medias.

Me detuve algo inseguro a su lado... ¿acaso a ella le alegraría verme? O quizás sólo la estaba perturbando.
Suspiré en silencio y le sonreí vacilante otra vez acercándome más y sentándome frente a ella.
- ¿Le molesta que me siente aquí? - murmuré mirándola atento.
Y allí estaba ella, tan hermosa y cautivante como siempre. ¿Merecería yo el trato amable de aquella increíble dama?

Asentí y crucé los pies quedándome quieto para no importunarla más todavía. Ambos estábamos vacilantes, como siempre que nos veíamos y no sabíamos qué decir los primeros minutos.
La adoraba y era todo lo que podía pensar en ese momento.
- Julieta... - murmuré algo cabizbajo - ¿cómo has estado? - la miré con preocupación - Con todo este asunto, me preocupa que te veas envueleta en algún incidente.
Ya no la trataba de usted, era la consigna para romper el hielo.

Fruncí un poco el ceño al darme cuenta que aquella chica, a pesar de todo lo que estaba pasando continuaba siendo testaruda y con aquel carácter inquebrantable alimentaba todos sus deseos no haciendo que nada le impidiera lograr sus propósitos. Aquello me asustaba de ella, porque temía que sufriera por causa de ello, pero era una de las características que adoraba en ella. Su decisión, su fortaleza, eran loables y me tenían loco.
-Prométeme que te cuidarás todo lo posible - le rogué mirándola a los ojos.

Asentí y suspiré deviando la mirada hacia su costado un segundo antes de volver a sus ojos.
- Mi querida Julieta... -murmuré con nerviosismo - Sé que lo que te estoy diciendo está demás, pero es sólo porque me preocupo por ti... mevolvería loco si algo malo te ocurriese, si llegan a herirte... o si por algún motivo no puedo verte más - me fijé en sus ojos con tristeza.

-Oh no - repliqué estrechando no sin sorpresa y algo de vacilación sus manos entre las mías.
- Escúchame, Julieta- murmuré mirándola a los ojos - Si por algún motivo no nos podemos ver más, debes continuar tal y como lo harías si estuviera allí. Quiero saber que vives y que eres feliz aun cuando no estés conmigo. Eso es mucho más importante. Me lo tienes que prometer - la miré serio y expectante acercándome más a ella con cierta tristeza.

La miré también con desesperación y negué con la cabeza enñergicamente. Me acerqué a ella y la estreché fuertemente en los brazos dándole un beso fugaz en la frente.
- Mi amada... bien sabes que no te pido nada de eso - me acerqué a su mejilla y la rocé con la mía - Estaremos juntos aunque todo se confabule en nuestra contra... eso te lo prometo. Haré todo lo `posible por cumplirlo.
La miré y volví a besarla en la frente quedándome quieto con los labios en su piel sin dejar de abrazarla cuidadosamente.

-No hay ninguna razón para que nos separemos... por eso lo digo, haré de todo para que podamos estar juntos... pero tampoco quiero que lo pases mal por mi culpa.
La miré a los ojos y me acerqué para besarla en la mejilla muy lentamente.
-No existo sin ti... Oh, Julieta... ¿porqué nuestra felicidad están tan penada? ¿Por qué no podemos amarnos libremente? - murmuré lleno de conflicto interno.

-Sí, tienes razón... pero aunque la adversidad nos haga más fuertes, ya no sé si quiero resistirla...
Suspiré y la miré con tristeza.
- Te quiero conmigo... no me gusta verte a veces y siempre a escondidas - acaricié su mejilla con el dorso de la mano.
- Es dulce el momento en que nos vemos - repetí sus palabras - pero es más dulce cuando puedo verte todos los momentos.
Observé sus ojos intensamente imaginándome mil cosas a la vez, mil planes, mil miradas....
- Te quiero - suspiré desistiendo por fin acercándome a rozar sus labios muy suavemente.

La miré sorprendido y sonreí feliz... estar allí a su lado era algo inexplicable, sentir aquello por ella era maravilloso y todo aquello era increíble...
Me costaba encontrar más adjetivos para todo, pero era lo que sentía.
Me acerqué y rocé su frente con la mía respirando lenta y entrecortadamente.
- También te amo... mi Julieta....

Sonreí y rocé su nariz con la mía tomando sus manos y estrechádolas con fuerza.
- Nada nos va a separar...
Le sonreí de nuevo y subí una de las manos a su mejilla, rozándolas con cuidado notando un sonrojo muy tenue. Tal y como yo debería estar también. Me separé un poco y me quité una cadena del cuello y la pasé por su cabeza. Era una cadena de plata muy fina y sin ningún colgante, sólo el enhebrado de finísimos hilos era elaborado.
- Sólo para que te acuerdes de mí - le sonreí.